Cuando decidí crear Mabelandia.com, allá por 2004, lo hice con la intención de enseñar aquello que me gustaba hacer: fotografías, dibujos, cómic, escribir sobre lo que me llamaba la atención o me afectaba… Y fue bien, bastante bien. De hecho la web tuvo hasta 3 transformaciones distintas.
Pero ya a partir de 2009, quise contar y enseñar tantas cosas, ponerle tanto contenido que al final me resultó imposible llevar una actualización decente, por falta de tiempo y ganas.
Eso sí, me resistía a aceptar que debía echarle el cerrojo, así que le di un giro a la página.
Para empezar la transformé en un blog, instalándome el programa en mi servidor y diseñando, a partir de una plantilla base, la nueva imagen que quería dar: la visión de una adicta al diseño gráfico ante situaciones que vive y le llaman la atención.
Probablemente alguien me dirá: «es que no cuentas nada». Sí, es cierto, pues no pretendo ser una gurú de la creatividad ni de las nuevas tecnologías. Sólo ir mostrando aquello que no me deja impasible de alguna forma u otra.
A partir de una plantilla base modifiqué formas, colores, estilos y estética hasta dar con algo atractivo que me gustara, que diera una imagen seria pero sin dejar de ser amena.
Tonalidades ocres y azules, que son las que me gustan, con blanco para resaltar y una tipografía que está dentro de la linea que llevaba habitualmente en anteriores versiones de la web.